La corrupción es algo que ha estado en boca de todos durante muchísimo tiempo, excusando que es la que nos tiene mal como nación, culpando mayormente a los funcionarios públicos.
Por: Javier Aguilar
La Real Academia Española, RAE, define “corrupción” a toda acción o efecto de corromperse o corromper algo, esto significa que no solo los gobernantes son los que actúan de mala manera.
No es por defender al presidente y demás personas, pero a consideración propia, la mayoría del pueblo también comete actos corruptos, principalmente en el diario vivir, sin creer que estamos haciendo mal.
Culpamos al mandatario, a los ministros, a los diputados, a los alcaldes, o a quien podamos, por cualquier cosa que le pasa al país, pero, ¿nos hemos preguntado qué hacemos mal nosotros?, para mí es increíble que cuando llueve y se tapan los desagües, existan personas qué culpen a las autoridades, cuando no creo que ellos sean los que tiren la basura por doquier.
Criticamos al Estado, pero creemos que “colarnos” es algo normal y consideramos que evadir impuestos, pagar por algún trámite ilegal, comprar licencias falsas, tirar basura en la calle, copiar en las pruebas, sacar “raja” en las compras, sobornar a las autoridades e infinidad de malas acciones se han vuelto “comunes” y que no merecen un castigo.
No comparto lo que ha ocurrido en el país, como lo del exbinomio presidencial de Otto Pérez y Roxana Baldetti, pero sugiero que el cambio empiece desde lo más profundo, desde casa, educando a niños y jóvenes, quienes únicamente nos imitan y son el futuro del país.
Debemos mostrarle a nuestros primos, hermanos, hijos, nietos, que el país necesita gente buena, y que la única forma de avanzar, es haciéndolo todos juntos, cada uno poniendo su granito de arena.